El arte de hilar las fibras para formar un hilo es tan antiguo que sobrepasa las fechas históricas. Se ha comprobado la existencia de algunos tejidos de fibras naturales utilizados por el hombre de las cavernas cuando el mamut y otros animales prehistóricos todavía vagaban por la faz de la tierra.





La hilatura en si no responde al descubrimiento o invención de algún hombre o época; más bien se trata de una acumulación de conocimientos y pequeños avances tecnológicos por parte de millones de hombres, a través de miles de años de esfuerzos para encontrar la mejor forma de satisfacer las necesidades de cada día.

En Europa Central, en el cenagoso fondo de los lagos de Ginebra y Constanza se han encontrado, algunos manojos de lino limpio, listo para ser convertido en tela. Es la primera vez que aparece una tela donde es evidente que este pueblo de la nueva edad de piedra había aprendido a hacerla entretejiendo gruesas fibras de hierba. Porque los hombres, probablemente, aprendieron a tejer antes de haber aprendido a hilar, ya que había siempre hierba y fibras a mano y resultaba bastante sencillo tejerlas. Debió ser mas tarde cuando aprendieron a hilar sus hebras y a hacer con ellas telas para sus prendas de vestir, y luego, empezaron a tejer el vellón de sus animales, convirtiéndolo en paño de lana.

Desde luego, cuando se inventó el arte de hilar, la lana se convirtió en el material más útil del mundo para hacer vestidos, para la gente que habitaba en climas fríos; pero donde quiera el sol era intenso y ardiente, la gente seguía usando el limpio y fresco lino.









La hilatura es un proceso industrial en el que, a base de operaciones más o menos complejas, con las fibras textiles, ya sean naturales o artificiales, se crea un nuevo cuerpo textil fino, alargado, resistente y flexible llamado hilo. La historia de la hilatura está en el mismo origen de la utilización que el hombre hizo de las fibras naturales. En ese origen, la primera herramienta de hilado fueron las propias manos del hombre que, realizando una sencilla torsión sobre un manojo de fibras, manufacturó un hilo simple, susceptible de ser hilado nuevamente, trenzado, o empleado en la fabricación de tejidos. La hilatura es la manufactura básica de toda la industria textil. Es lógico que sobre el perfeccionamiento de aquella descanse el desarrollo de ésta; así, con el paso del tiempo, la tecnología ha venido haciéndola cada vez más compleja y más precisa, perfeccionando la hilatura clásica, especializando en la consecución de productos singulares, requeridos por motivos económicos y para fines textiles concretos.